A ti

A TI

Triste, en la noche solitaria y fría
entre sueños te llamo;
triste, al brillar el trabajoso día
te digo que te amo.

Tu seno implora mi abrasada frente
que abaten los enojos;
por ti preguntan con afán doliente
a cuanto ven mis ojos.

Tiendo los brazos al vapor liviano
de la niebla ligera,
y busco entre las sombras con mi mano
tu undosa cabellera.

¿Dónde estás? ¡Ven a mí! ¡Que otra vez suene
tu palabra en mi oído!
¡Que este vacío de mi pecho llene
de tu pecho el latido!

¡De tu mirada con la luz tranquila
serena mi alma loca,
y el llanto que en mis párpados oscila
enjuga con tu boca!

Ángel María Dacarrete Hernández

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