Romance de Zaide

Por la calle de su dama
paseando se halla Zaide,
aguardando que sea hora
que se asome para hablarle.
Desesperado anda el moro
en ver que tanto se tarde,
que piensa con sólo verla
aplacar el fuego en que arde.
Viola salir a un balcón
más bella que cuando sale
la luna en la oscura noche
y el sol en las tempestades.
Llegóse Zaide diciendo:
--Bella mora, Alá te guarde,
si es mentira lo que dicen
tus criadas y mis pajes.
Dicen que dejarme quieres
porque pretendes casarte
con un moro que ha venido
de las tierras de tu padre.
Si esto es verdad, Zaida bella,
declárate, no me engañes,
no quieras tener secreto
lo que tan claro se sabe.--
Humilde responde al moro:
 --Mi bien, ya es tiempo se acabe
vuestra amistad y la mía,
pues que ya todos lo saben.
Que perderé el ser quien soy,
si el negocio va adelante.
¡Alá sabe si me pesa,
y lo que siento el dejarte!
Bien sabes que te he querido
a pesar de mi linaje,
y sabes las pesadumbres
que he tenido con mi madre.
Sobre aguardarte de noche,
como siempre vienes tarde,
y por quitar ocasiones
dicen que quieren casarme.
No te faltará otra dama
hermosa, y de galán talle,
que te quiera, y tú la quieras,
porque lo mereces, Zaide.--
Humilde respondió el moro,
cargado de mil pesares:
--¡No entendí yo, Zaida bella,
que conmigo tal usases!
¡No entendí que tal hicieras,
que así mis prendas trocases
por un moro feo y torpe,
indigno de un bien tan grande!
¿Tú eres la que me dijiste
en el balcón la otra tarde:
"Tuya soy, tuya seré
y tuya es mi vida, Zaide"?

Versión Flamenca:

Por el castillo de luna
que galante se paseaba Zaide
aguardando que saliera
que Celinda de sus tempestades.

Y ya yo lo sé que tu eres valiente
y que descendías tu de buen linaje,
que has mataito mas cristianos
que gotitas de sangre vales.

A mí me han dicho de que tú te casas
y que tú tratabas a mí el olvidarme
y con un moro feo y turco
que del reinaito de tu padre.

Por los llanitos de Granada
que galante paseaba Zaide
y se ha encontraito en batalla
con aquel moro feo y turco
del reinaito de su padre.

Y sale Celinda al balcón
y quien se volviera en valor
que le aventajara en batalla
y a ese moro feo y turco
que la cabecita yo le cortara.

Que ha preguntao el Rey moro,
ha preguntao el Rey moro,
que de quién era ese estandarte,
y le ha contestao un serranito
que de uno que no tiene pare.

Dichosa la mare
que tiene que dar
rosas y jazmines
por la madrugá.

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