EL RUBOR
Es un joven delgado que, en su manto envuelto,
se diría una rama flexible retozando
al soplo de los vientos del sur.
Su rostro he visto en el espejo de mi fantasía
y he limitado el efecto de sus ojos en mi pecho.
No es de extrañar que el pensamiento mío
le hiera la mejilla:
la magia obra de lejos, a distancia.
Ibn Sara As-Santarini
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