Anacreóntica

La primavera alegre
llama con dulce risa
al campo de Chiclana
las gaditanas Ninfas,
tras los aciagos tiempos
en que la guerra impía
las tuvo entre murallas
medrosas y afligidas.
Vedlas correr ansiosas,
y ocupar a porfía
las deleznables lanchas,
las ruidosas berlinas:
cuán se unen y conciertan
en parejas distintas,
ya que amistad las junte,
ya porque amor las guía.
La alegre carga sienten
las lanchas oprimidas,
y remando y cantando
se apartan de la orilla.
¡Oh cuán audaces otras
en leves carros brincan
y a los fogosos brutos
a la carrera aguijan!
¡Cuán por llegar se afanan,
y con jocosa grita
al más ligero aplauden
y al perezoso animan!
Bulle en placer Chiclana
al verse acometida,
por mar y tierra a un tiempo,
de tropas tan festivas.
Sus flores, sus guirnaldas
y sus verdes colinas,
para sus danzas presta,
para sus juegos brinda.
Todo es allí contento,
todo descuido y trisca:
donde tronaba Marte,
ya sólo Amor suspira.
Pues que los sitios mismos
ora al placer dedica,
que antes cubiertos vieron
de tiendas enemigas.
Donde asentada estuvo
la horrenda artillería,
que amenazaba a Cádiz
con espantosa ruina,
ahora se ordenan danzas
de enamoradas lindas,
y hacen el son los himnos
que la victoria dicta.
¡Ay, que así se suceden
en esta amarga vida
venturas y desgracias,
dolores y delicias.

Juan Bautista de Arriaza

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