No duermas

Me dice: "No duermas, bebe vino viejo. 
Hay alheñas y lirios, mirra y áloes
en el jardín con granados, palmeras y parras,
plantas agradables y muchos tamariscos,
ruido de acequias y sones de laúdes,
acompañados de la voz de cantores
con cítaras y adufes.
Allí hay árboles frondosos, ramas con hermosos frutos,
aves de toda especie cantando entre las hojas; 
las palomas zurean al sonar las melodías,
y responden las tórtolas con arrullos de flauta.
Bebamos entre arriates rodeados de azucenas, 
alejemos las penas con varios panegíricos,
comamos dulces manjares, apuremos las jarras,
seamos cual gigantes y vaciemos cráteras.
Me levantaré por la mañana para degollar terneros 
sanos y escogidos, carneros y novillos;
nos ungiremos con buen aceite,
con aroma de ramas frescas; 
antes que nos llegue el día de la ira,
gocemos de bienestar."
Yo le recrimino: "Calla, calla, ¿cómo puedes decir eso,
si el Santuario, escabel del Señor, es de los incircuncisos?
Has hablado neciamente escogiendo la pereza,
profiriendo palabras vanas, como los bufones y necios,
has abandonado la reflexión sobre la Ley del Altísimo.
¿Vas a regocijarte mientras corren por Sión los chacales?
¿Cómo podemos beber vino, cómo levantar los ojos,
si no somos nada, despreciados y aborrecidos?"

Dunas Ibn Labrat Ha-Leví

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