Ni un sólo momento
florezca en tu boca
el mal pensamiento
que te vuelve loca.
Que muchas mujeres
consiguen riquezas
y luego se mueren
y nadie les reza.
Caminito de rumbo y dinero
no vayas por él,
ven conmigo al humilde sendero
de nuestro querer.
Por fin te tengo a mi lao,
ay, mora del alma mía,
qué sola se habrá quedao
la flor de la morería.
Que tú eres buena y creyente
y hasta el corazón me llora
que a ti te diga la gente
¡ay, mora, morita, mora!
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