Bulerías

Yo no le temo al castigo
y en medio la Calle Nueva
me paro y hablo contigo.
A mí no me hables.
Tu gente se ha dao cuenta,
va a pasá una ruina grande.
Ya está el pájaro verde
puesto en la esquina
esperando que pase
la golondrina.
¡Ay, mamá!
¡Ay, que me gustó
el ros de ese militar!
No quiere hablá con la gente.
Te metes por los rincones
y a voces llamas la muerte.
De la Mercé
como mi gustito logre
un hábito vi a rompé.
Se te ha lograo.
Dime a que santo le ruegas
que tanto alcance te ha dao.
Pa volverte yo a ti a hablá,
precisa de que te pongas
fajita de generá.
Dile a tu mare que calle,
que te tengo tapaíta
en una falta mu grande.
¿Quién será ese militá
que en la esquina esta parao
con las botas de montá
y el pantalón colorao?
-¡Ay, mamá, que me voy con él,
que me voy con él!
-¡Coqueta, que soy tu mare!
Vino de la serranía.
No la pintaban pintores
lo bonita que venía.
Mare, lléveme usté al Puerto
donde hay una gitanita
que resucita a los muertos.
Yo traigo el papel del Alcoy
más fino que el terciopelo,
que vengan los fumaores
pa que fumen la flor de lo güeno.
Yo vengo cerillas,
yo traigo cartones,
yo jecho más fuego
que veinte cañones.
Entre la hija y la mare
tan ajuntando unas cuentas,
las mismas que no le salen.
Eran las tres de la madrugá
cuando llamaste a la botiquita:
la botiquita estaba cerrá.
Yo me la llevé a la playa,
por abanico le puse
la cola de una caballa.
En Cadi di un tropezón,
en Sevilla me caí,
pegué el porrazo en Valencia
y m'alevanté en Madrí.
Que me la pongan delante:
si la quiero o no la quiero,
eso no le importa a naide.
Te lo dije que pasaba:
casita del jabonero,
el que no se cae, resbala.

No hay comentarios:

Publicar un comentario