Me despedí de quien amo al caer la tarde.
¡Ojalá hubiera gustado la muerte antes que su ausencia!
Me parece que hasta el sol se queja
del mismo amor que yo,
y que por su querer zurean tristes las palomas.
Porque se va mi amada, languidece el crepúsculo:
diríase que sufre lo mismo que yo.
La brisa habladora cuenta nuestros secretos:
por eso desmaya de amor y es delicioso su aroma.
Al alba, el agua del jardín se mezcló
con su nombre, más penetrante que todo perfume.
El azahar es su sonrisa; el céfiro, su aliento;
la rosa, perlada de rocío, su mejilla.
Por eso amo los jardines: porque siempre
me traen al recuerdo la que adoro.
Marwán Ibn Abd Al-Rahmán Al-Taliq
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