¿Ha venido el diluvio
y ha dejado el universo asolado?
No se divisa tierra firme,
no hay hombres, ni animales, ni aves.
¿Habrán perecido todos consumidos de dolor?
Si pudiera ver un monte o una hondonada, reposaría;
la tierra desértica me resultaría grata.
Miro a todos lados y no hay nada
sino agua, cielo y un arca,
y Leviatán haciendo hervir las aguas profundas,
hasta parecerme que los abismos semejen canas;
el seno del mar quiere ocultar el barco,
como si fuera en sus manos un objeto robado.
El mar se enfurece, mas mi alma se regocija,
porque se acerca al Santuario de su Dios.
Yehúda Ha-Leví
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