Ven de mañana a disfrutar y a beber vino,
pues no hay inconveniente para los amantes.
Aprovecha el momento de la unión,
antes de que pase.
Ya han regado el jardín las lágrimas de la nube
y muestra sus maravillas ocultas:
rosas, azahares, blancas margaritas,
que huelen a almizcle,
y pájaros que cantan alegres.
Levántate, ven a beber el vino añejo,
en cuya copa aparece el color rojo de la cornalina
en la mano de una gacela de talle elegante,
cintura esbelta, delicada,
que brilla como la luna
y contra quien me rebelo por mi amor ardiente.
Al ver la noche ya canosa,
las estrellas brillantes caer hacia el ocaso
y las palomas cantar maravillosas melodías,
llamé a mis amigos, cuando brillaba la aurora,
diciendo a gritos:
"¡Venid a disfrutar y a beber!"
Alabado sea quien creó esta gacela,
a quien digo, mientras el fuego llena mis entrañas:
"Concédeme, generoso, la unión, oh hermoso embriagado".
Y ha desenvainado las blancas espadas de los ojos,
que piden guerra,
y ha cubierto de heridas el corazón atormentado.
Estoy extenuado y mi corazón está enfermo
por el amor de un joven avaro en conceder la unión;
cuántas veces le he dicho:
"Deja esos largos reproches,
¿no ves que he tirado las armas por completo?".
Lo más dulce del amor está en la humillación.
Ibn Sahl
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