Cada vez, gachona mía,
que me miras er semblante,
se me prenunsia al instante
toitico mi naturar:
Poque tienes unos ojos
de tar empuje y tar brío
que jacen porvo molío
lo que ayegan a mirar.
¡Várgame la Proviensia,
que me vas a asisinar!
Ese mirar de tus ojos
me güerve al revés er juisio,
y me causa más prejuisio
que una grande puñalá:
Me da tembror en las patas,
me jase er cuerpo una criva,
y atragantando saliva
la cabesa se me va.
¡Várgame la Proviensia,
que me vas a asisinar!
El estógamo me jierve
y me pica la consensia,
y el arma se me regüerve
de peniyas y praser...
Quien te viera, Curra mía,
los ojos encandilaos,
resando una letanía
entre la espá y la paré...
¡Várgame la Proviensia,
qué ojos tiene esta mujé!...
Ramón Franquelo
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