Seguidillas

¿Quién osaría
guapo tal de las manos
arrebatarme?

Todos se apelotonan
si va conmigo;
yo en el traje reviento
y ando en mis glorias,
al mirar que unos y otros
crúzanse guiños,
mientras se dicen:
"¿El que va con el guapo,
cómo se llama."

Quien le ve el contoneo
se hace ilusiones
que lo quiera un moreno
tan presumido;
mas puñales desnuda,
buscando guerra.
Y es cosa justa:
que al herir de sus ojos,
¿quién hace frente?

¡Sí, censor, lo idolatro!
¡Ya más no puedo!
Remetió entre alcanfores
flor de granado.
¡Quita allá los bambúes,
cabe su talle!
Dulce es cual melo.
Si el cadí ve que pasa,
viene a besarlo.

Ojos, pelo, garganta
tiene bonitos.
Quien lo ve una vez sola,
piensa en él siempre,
y el tizón que lo quema
nunca se apaga.
¿Cómo olvidarlo,
mi censor, aunque insista?
¡Vaya cargante!

Recadera, la mano
bésale y dile:
Quiero echarle los brazos,
cerca tenerlo,
(¡ay, su cuerpo espigado!):
tardar me mata.
¡Ve y se lo dices!:
"El que busca a un amigo
no se avergüenza."

Abu Bakr Muhammad Ibn Quzmán

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