SONETO
¡Oh vana, oh loca, oh atrevida vida
del hombre ciego que en prestado estado
vive muriendo desterrado, errado,
su gloria luego que es venida ida.
El alma noble aunque oprimida mida
con sus obras aquel sagrado grado
que hará dichoso al desdichado hado
y a Dios que en su piedad no impida pida.
Si al que navega tan estrecho trecho,
mar cuyo viento desengaña engaña
y juzga que su puerto es tierra yerra.
Pague a la muerte sin despecho pecho,
que nunca al justo su guadaña daña,
pues que del cielo la destierra es tierra.
León María Carbonero y Sol
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